¿Sos de las personas que haces ejercicio con regularidad, pero no has percibido mayores beneficios? O peor aún, ¿te fatigas con facilidad y hasta te has lesionado varias veces? ¿Sabes cuál es el problema? La alimentación.
Ninguna actividad física será exitosa si no se combina con una ingesta adecuada de proteínas, grasas, carbohidratos y líquidos. Y si tienes dudas de cómo hacer ese balance, te recomiendo seguir los siguientes consejos:
1. No hagas ejercicio en ayunas. 30 minutos antes de iniciar cualquier actividad come una merienda con bajo contenido de fibra y alto en carbohidratos: leche o yogurt descremado; avena, jugo de naranja natural, frutas, pan con requesón. Si entrenas a primera hora, incluye en la cena al menos dos raciones de carbohidratos: 2 rebanadas de pan integral, 1 taza de pasta cocida, 1 taza de avena, entre otros. Esta merienda es la fuente de energía más utilizada durante el ejercicio.
2. ¡Toma abundante agua! No olvides llevar tu botellita cuando vas a realizar ejercicio. Recomendación: 3 litros diarios.
3. Después de hacer ejercicio, procura comer una merienda con bastante proteína para recuperar el músculo y evitar lesiones. Jugo de naranja con huevo, yogurt descremado, lascas de queso o jamón de pavo, pan con requesón son opciones adecuadas.
4. Evita las grasas saturadas; aunque durante el ejercicio las llegas a quemar, cuando existe un excedente de éstas en tu cuerpo (que se convierten en calorías) se te dificultará bajar de peso. Consume grasas buenas, pues además te ayudarán a evitar inflamaciones y absorber todas las vitaminas de los alimentos; además de mantener un tejido nervioso y nivel de hormonas saludable. Entre estas: aguacate, semillas, aceites vegetales, entre otros

Licda. Nutrición y dietética Nutricionista deportiva